sábado, 24 de marzo de 2007

Gayatri 2 Enero 2005

Un gran obstáculo en el sendero espiritual son los residuos emocionales; esto lo podemos observar en el comportamiento personal que cada uno de nosotros vivenciamos. Estamos influenciados por las experiencias del pasado y, el presente se contamina de alguna manera, por el ir y venir de las emociones que, como olas estériles enferman de falsas premisas todas nuestras acciones. Las acciones, nuestras acciones es una sombra de todo lo que interiormente somos. Las tendencias delinean una y otra vez cada una de nuestras reacciones.
El proceso de purificación del gayatri mantra nos ayuda a modificar estas tendencias y quiebra la inercia que crea matrices contaminantes.Sin libertad no hay purificación y sin purificación es imposible acceder a niveles superiores de percepción de los mundos celestiales. Quien vive en libertad no teme al fracaso, porque la purificación le permite ser dueños del presente. El gayatri mantra es un presente que invita a un futuro de luz.
Pero el interrogante subsiste. Hasta dónde estamos dispuestos a avanzar para ampliar nuestro horizonte de santidad? Sabemos intelectualmente que la vida espiritual es hermosa y llena de amor, una oportunidad donde el triunfo está asegurado. Pero, podremos sobreponernos a la apatía, a la inercia, al dolor emocional y al recuerdo del pasado?
No basta con saber que la vibración gayatri nos permite conectarnos con la Inteligencia Suprema, el Supremo Señor, la Fuente de Vida. La vibración gayatri debe ser vida en nuestras vidas. La santidad, la sabiduría y el amor no son dones extraordinarios, más allá de nosotros, difíciles de alcanzar, una meta imposible de obtener, una quimera que muere entre los límites de nuestra cabeza. Todo depende de nosotros, porque somos en esencia seres espirituales que estamos llamados a triunfar en este caminar hacia el encuentro con Dios.
Pero también debemos recordar que no basta con ser libres, la libertad si no se viste de sencillez, tiende a enmascarar nuestros más escondidos esquemas mentales enfermos.
La pura emoción que no es vivencia y la excesiva información, no es garantía de transformación.
Asumir la impostura de repetir los textos sin vivencia es un mal que se puede acumular como montaña de polvo estéril, especialmente en la actual generación, pero sabemos por la experiencia de los sabios y santos que la libertad vestida de genuina sencillez es simplemente la actitud de renuncia interna a los deseos. La sencillez es generosidad con todos los seres y todas las cosas, sabiduría para discriminar lo permanente de lo impermanente, libertad para deshacernos de los conceptos equivocados que nos encadenan, valentía para transformar en luz los residuos emocionales de un pasado doloroso pero inevitable. Sencillez es comprender que somos libres para decidir que todo lo que vivimos es una oportunidad. Entonces realmente somos felices, porque nada nos pertenece y no hay poder en el mundo que nos ate a la posesión del tener y del poder; somos libre, felices porque no dependemos de nada, al estilo de la enseñanza del Yoga Vasishta.
Estamos hablando de cambio, cambiamos porque necesitamos vernos como una posibilidad de luz y, cambiamos de un modo simultáneo por un ingreso masivo de luz a nuestras vidas.
Pero cambiar no es un acto mágico, puro voluntarismo que muere en la nada de un deseo inconcluso, cambiar es transformar los aspectos más rudos y las fibras más sutiles de nuestras tendencias (vasanas), cambiar es transformar nuestro modo de sentir, de pensar y de actuar. Quién proclama que ha logrado la transformación por un simple acto mágico, bien podría estar en el ámbito de la definición psicológica, antes que ser reconocido por un autentico buscador espiritual.
La vivencia de la Luz que como masa viene a nosotros no se puede sostener como vivencia las 24 horas del día; la percepción de la luz es una escala cada vez más amplia y que llega hasta la presencia misma de Dios. No hay descanso para el desarrollo espiritual. Desarrollo espiritual posee otro nombre: transformación.
El autentico discípulo del Señor se diferencia de la persona mágica por la persistencia de sus convicciones y en sus practicas, no hay inconvenientes, frustraciones, miedos o ansiedades capaces de quebrar la férrea voluntad de avanzar, siempre avanzar en el camino de la Luz. Las reglas y regulaciones no son cadenas que lo aprisionan sino más bien, mojones que le señalan a cada paso, la necesaria santidad que debemos imprimir al sendero