sábado, 24 de marzo de 2007

Gayatri Vedanta Aprende 2

Pocos son los buscadores que tienen la tenacidad de perseverar en la sadhana y entender el papel del guru.
Sobre la sadhana y el guru.
La única forma real de acercarse a lo espiritual es mediante sadhana. Esto es así al menos desde el punto de vista tántrico y de la vedanta. Pero a los occidentales la sadhana les parece algo muy extraño por quedar fuera de nuestra tradición cultural. Una buena practica de sadhana supone mucho tiempo de pranayama, meditación y puja, y para el occidental medio esto es una perdida de tiempo o por cualquier otra excusa para no practicar lo que no les gusta, es decir ejercicios yoguicos.
Lo que llama la atención de los occidentales es el porque les gusta filosofar tanto con el Yoga, el Vedanta o el Tantra cuando de hecho les es tan difícil entrar en la practica de cualquier sadhana mínima. Fundamentalmente se debe a la ausencia total de devoción religiosa. Sin devoción religiosa tan solo restan postulados filosóficos, psicologistas y teológicos fundados en las palabras de tal o cual maestro o escuela de filosofía supuestamente espiritual. Pero el Vedanta, el Tantra o el Yoga, siempre proviene de aquello que vieron los sabios cuando se encontraban en profundo estado de meditación.
Algunas interpretaciones que hacen los occidentales del Tantra, el Advaita Vedanta, el Yoga y del hinduismo en general son apenas sombras del espíritu védico, el cual se basa fundamentalmente en la devoción y la adoración. Un buen ejemplo de esta devoción (bhava) es el mismo Ramakrishna, adorador arrebatado de Kali y Chandi, la Madre Cósmica. Para Ramakrishna o Vivekananda el estar adscritos al Advaita Vedanta no significo nunca la exclusión de la devoción y del panteón hindú. Sin embargo los que se denominan advaitas o tántricos en occidente en su mayoría han excluido el sentido de devoción y al panteón de deidades hindúes y se han conformado con la expresión filosófica de algunos postulados shankaranistas sobre el Ser y la supuesta irrealidad e inexistencia del mundo. El Adavaita nunca niega la existencia del mundo si no de la interpretación que de el hace la mente que no conoce otra cosa que el cuerpo y el mundo físico.
En el advaita bien entendido los tres mundos son completamente existentes (y más aún en el Tantra) por que provienen del Ser al igual que nosotros mismos y son completamente reales y existentes por el mismo motivo. Otra cosa distinta es que no tengamos de los tres mundos una visión correcta debido a nuestras limitaciones mentales. Precisamente para superar estas limitaciones es por lo que se idearon las sadhanas. Shiva y Shakti son completamente existentes y reales aunque Shakti esté en continua transformación y en Shankara nunca se puede entender nada que sea distinto a esto cuando se le lee correctamente. La paradoja a entender aquí es que el mundo es real aunque ilusorio, existente aunque su existencia no provenga de el mismo sino del Ser, al igual que nosotros mismos. La comprensión autentica supone la integración de todos estos opuestos paradójicos que no son otra cosa que malas interpretaciones mentales de la realidad (la verdad). Pero esto no puede comprenderse si no mediante la visión que confiere una conciencia en estado de samadhi más allá de la mente y para conseguirlo es necesaria una intensa sadhana. Samadhi no se consigue sin practicar sadhana alguna ni por lecturas apasionadas de tal o cual maestro, vivo o muerto. Pero pocos son los buscadores que tienen la tenacidad de perseverar en un camino. La mente nos juega muy malas pasadas induciendo a lo más cómodo, lo más atractivo o a buscar la novedad. Hay un dicho hindú que resume esta cuestión con una sabia moraleja que dice así: "Si cavas un metro en cincuenta sitios diferentes es casi seguro que no encontrarás agua. Pero si cavas cincuenta metros en un mismo lugar es probable que lo consigas."Tener unas raíces profundas es fundamental para no derrumbarse ante las inevitables crisis que supone romper con los viejos moldes, los hábitos o los condicionamientos y avanzar. Para cimentar solidamente el trabajo sobre uno mismo hay que aproximarse a las fuentes verdaderas y beber directamente de ellas. Las enseñanzas de "segunda mano" pueden ser útiles, pero también se corre el riesgo de recoger interpretaciones deformadas o totalmente falseadas. Todo filosofar sin sadhana es inútil, un mero entretenimiento intelectual mas, (la mente nunca consigue estar quieta), otro engaño mental de los muchos que existen. Lo que ocurre que hay mucha gente con tendencia a hacer de maestrillo de lo que no sabe, ese es el motivo principal por el que existe tanta gente publicando libros con teorías religiosas y espirituales equivocadas y que confunden aún más a un mundo ya confundido de por si. Y en esto se debe incluir los nuevos maestros "tántricos", sino también a muchos supuestos estudiosos occidentales del hinduismo. Transitar con firmeza por la vía del conocimiento requiere una actitud de apertura y confianza, pero también de gran cautela, atención y sentido común.
En cuanto al tema de las supuestas huidas de la realidad con la practica de la sadhana es necesario preguntarse: ¿quién es el que huye de la realidad, el que descansa sobre su propio ser sin necesidad de ninguna otra cosa o el que necesita continuamente escapar de la conciencia de sí mismo mediante la percepción continua de nuevas sensaciones del mundo físico? En lo espiritual no hay otra cosa que la experiencia interior y su primer paso y el ultimo es la devoción, la devoción es la materia prima, la motivación original y ultima, otro problema distinto es como se manifieste. También el maestro es un elemento poderoso en el despertar espiritual. Sin devoción, sin sadhana y sin maestro tan solo restan libros llenos de palabras que no son otra cosa que montones de papeles muertos exentos de vida.

Indicaré ahora brevemente algunos principios psicológicos generales sobre los que se basa y que si se los entiende brindarán la clave para la comprensión de la complejidad y variedad extraordinaria de los detalles rituales reales. Para comprender el ritual hindú es necesario entender la filosofía y psicología hindúes.
En primer lugar está reconocido que la mente y el cuerpo reaccionan mutuamente una sobre el otro. Por tanto, debe haber un Sádhana físico como infraestructura del Sádhana mental a seguir. Es necesario recordar que (fuera del Yoga logrado) la mente (al menos en su estado normal) jamás está desocupada un solo instante. En cada momento del tiempo los objetos mundanos buscan influenciarla. Por tanto, el objeto del Sádhana, es primeramente apartar la atención de los objetos indeseables y luego colocar en su lugar un objeto deseable. Pues la mente debe alimentarse se algo. El objeto es el Istadevatá. Cuando el Sádhaka contempla y venera plena, sincera y profundamente a su Istadevatá, su mente se modela en un Vritti en la forma del Devatá. Como éste es toda pureza, la mente, que lo contempla, es pura durante esa contemplación y hasta el fondo de esa contemplación. Mediante culto prolongado y reiterado, la mente se purifica naturalmente y de por sí tiende a rechazar todas las nociones impuras. Lo que para los demás es fuente de impureza es puro para ella. Las cosas no son impuras. Es la mente impura la que las toma así. El Sádhaka aprende a ver que todo y todos los actos son manifestaciones de lo Divino. Quien realiza a la Consciencia en todos los objetos ya no los desea más.
Este es el principio sobre el que se basa todo Sádhana, al igual que lo que específicamente se llama Mantrayoga. En el Kulárnava Tantra se dice con hondura que el hombre debe elevarse por medio de las mismas cosas que son la causa de su caída. Si uno cae al suelo debe levantarse mediante éste. Así la mente es controlada por medio de su propio objeto (Visaya); es decir, el mundo del nombre y la forma (Námarúpa). La mente indisciplinada es distraída por el Námarúpa.
El segundo principio que deberá notarse es que el objeto o contenido mental, como también su servicio (Sevá), puede ser denso (Sthúla) o sutil (Sáksma). Esta distinción impregna todos lo rituales y es correcta. Los hombres no son en su totalidad del mismo grado de avance intelectual y espiritual. Hay imágenes mentales y materiales simples para los de mentalidad simple. Como dice Samkara, el Espíritu (Atmá) jamás viene ni jamás se va. Lo que en realidad se mueve es la mente del Sádhaka en la que, si es pura, Se manifiesta el Espíritu. Ese Espíritu está en todo lugar, y cuando la mente del Sádhaka realiza plenamente su presencia en la Imagen, ésta, como manifestación de plenamente su presencia en la Imagen, está, como manifestación de ese Espíritu, es un objeto idóneo de culto. Es necesario algún conocimiento del Vedanta para comprender y celebrar el culto de las imágenes.
El tercer principio que hay que notar es el papel que se hace representar al cuerpo en el ritual. Necesariamente en todos los casos hay acción para llevar a cabo el ritual, pero ésta se prescribe de modo que enfatice la operación mental (Mánasikrya), y además se disponen ciertos gestos simbólicos (Mudra). Se hace que el cuerpo tenga su parte en ritual y así se enfatizan e intensifican los procesos mentales. Eso se basa en una bien conocida tendencia natural. Cuando hablamos con convicción e intensidad de sentimiento, adoptamos naturalmente apropiados movimientos corporales y gestos de las manos. Así es como hablamos con todo el cuerpo.
Cuando el Sádhaka despierta, efectúa una salutación al Gurú de todos y recita los Mantras apropiados y, confesando su inherente fragilidad ("Conozco el Dharma y con todo no dejaría de conocerlo. Conozco el Adharma y con todo no renunciaría a él"), ruega para poder hacer el bien y ofrecer a la Divinidad todas las acciones del día.
El Sádhana que más cuenta y del que hablo aquí es el culto y disciplina religiosa para alcanzar la experiencia espiritual verdadera. Lo que así se busca y obtiene puede ser el Cielo (Svarga), la liberación secundaria (Gaunamukti) o el Nirvána pleno. Este último es el Siddhi en el sentido más excelso, y esforzarse por ese fin es la forma principal y suprema del Sádhana.

El maestro, el guru, es el único que puede transmitir la enseñanza sin ningún tipo de proyecciones personales. Él encarna el auténtico espíritu del Conocimiento y del Yoga, y su sola presencia transforma el estado mental del aspirante más que cualquier práctica o estudio. Entonces, ¿es necesario un guru o maestro? Al principio del camino con seguridad que sí, aunque no hay nada indispensable en esta vida. Uno puede ser su propio maestro, ya que eso es en realidad lo que enseña el verdadero maestro. Pero si queremos ser realistas y rigurosos, hay que reconocer que muy pocas personas pueden guiarse exclusivamente por ellas mismas.Algunos pueden pensar que encontrar un maestro es cosa fácil y que puede hacerlo cualquiera cuando lo desee, pues es evidente que en todo el mundo la variedad de gurus que podemos encontrar, desde "el mejor", "el más importante de la época", hasta "el único verdadero". Pero al hablar de maestro no nos estamos refiriendo a un personaje famoso o de mucha relevancia social (aunque también puede ser así), sino estrictamente a un ser que ha transcendido su mente y, por tanto, que carece de importancia personal. Un ser humano sencillo y verdaderamente humilde que no tiene ningún afán de protagonismo personal, ni de poseer una gran audiencia de discípulos. En fin, el tipo de maestro que escasea y no es fácil de encontrar. Corresponde al buscador afinar su discernimiento y acercarse a aquella persona que pueda verdaderamente ayudarle, sin colocarle en un pedestal ni pretender que haga las cosas que no le corresponden.
La relación maestro-discípulo está basada sobre todo en la percepción del conocimiento, "el darse cuenta". Debemos saber que el guru está siempre consciente de la presencia de su discípulo, tanto si este se encuentra presente como si no lo está. Esta percepción es de hecho la enseñanza real y concreta. Porque señala un camino para discípulo. Así es como el discípulo aprende gradualmente a volverse consciente de las cosas, descubriendo muchas otras dimensiones de la mente. Esta experiencia de nuevas realidades es lo que el guru le muestra al discípulo. El guru debe ser muy cuidadoso para realizar cada proceso en el momento justo, evitando el daño que puede producir el miedo, la falta de seguridad, la sensación de que es demasiado. Debe cuidar el proceso de despertar para que su mente se vuelva más estable y quieta, y de esta forma poder activar algunos centros cerebrales para alcanzar experiencias más elevadas.
Pero, ¿qué es una experiencia elevada? Es difícil de explicar, por el simple hecho de que es un asunto practico, no conceptual. Pero puede describirse en pocas palabras que una experiencia elevada sucede cuando podemos "ver" aquello que usualmente no puede ser visto con los ojos de la mente, o cuando podemos tener mayor percepción y conciencia sobre cosas viejas y nuevas, como objetos, lugares, personas, sentimientos, recuerdos... traer todo al instante presente, vivir dentro del espacio-tiempo presente.
Al principio del camino la compañía del guru siempre crea altas ideas, ideas espirituales. Al principio el discípulo tiene dudas en su mente. Luego las dudas desaparecen y queda la confianza, la determinación. Las acciones y decisiones son personales ahora que el discípulo se ha iniciado, alcanzando su primera meta. El guru da el impulso para volar, pero la dirección del vuelo es elegida por el discípulo. Como dijo Svami Tilak en Brasil: "En ese momento el discípulo es como una flecha, y el Guru como un arco. En realidad el arco otorga la fuerza, le da la dirección a la flecha. Después de lanzarla, la flecha ya no estará unida al arco, pero la dirección que su mente ha recibido de su Guru, continúa toda su vida. Si el Maestro está o no presente, no tiene importancia. El Maestro no recuerda al discípulo que "Tú eres mi discípulo, y entonces tienes que seguirme". No trata de imponer su autoridad al discípulo. De verdad la inspiración es la manifestación de la voluntad de la persona. Así, el Maestro pone la semilla de la liberación, de la realización, del esfuerzo en su discípulo. El discípulo, con su gran y constante confianza, trata de seguir creciendo. Entonces, el crecimiento del discípulo es el resultado de su voluntad, pero la semilla es de su Maestro. La semilla del Maestro es en verdad la Iniciación.
Cuando dejé el magisterio de mi Maestro, me dijo: "Hijo mío, hasta ahora has estado conmigo, ahora tu te vas. En el futuro, tu Guru estará presente en todas partes. Tu Guru no estará simplemente en tu cuerpo. Todas las personas que te dan sabiduría, la Verdad, son tus Gurus. En verdad Guru no es el cuerpo; el Guru verdadero es el Ser mismo, y para la realización del Ser mismo, una persona se sienta a los pies sagrados de su Maestro y trata de avanzar constantemente" La gente habla mucho sobre el Guru, pero un discípulo autentico no habla mucho sobre el Guru. Sin embargo, sigue siempre las ideas que su Guru le enseñó."Así pues, el verdadero guru no es una forma física, al margen de que uno no necesita ningún guru físico cuanto está a punto de alcanzar la Iluminación. En los más altos niveles de Conciencia, no hay ningún guru, pues no hay sitio para nada más, todo se ha disuelto en la Conciencia Absoluta. Sin embargo en los Shiva Sutras puede leerse Gururupáyah. El guru es el medio. Así es. Es necesario un maestro vivo en las primeras etapas, como se dijo antes, ya que a través del guru uno alcanza por último a su recóndito Ser. Luego, siguiendo las palabras de Svami Tilak, es el guru cósmico o la quinta función de Shiva, la cual revela nuestra propia naturaleza, quien debe guiarnos. Y con relación a los gurus físicos, de los que sus seguidores siempre afirman que es verdadero, uno debe discernir por sí mismo si lo es verdaderamente.Después de todo, la Liberación no es más que el reconocimiento (pratyabhijña) de nuestra verdadera naturaleza, lo que significa la pura, original e innata conciencia del "Yo" (akrtrima-ahamvimarsa). La conciencia del "yo" psicológico normal es relacional, pero la Conciencia del Ser está en contraste con el no-ser. La pura Conciencia del "Yo" es conciencia inmediata y, cuando se tiene esa conciencia, se conoce la verdadera naturaleza de Uno, o lo que es lo mismo, de Todo.

Estas maravillosas enseñanzas se corresponden con la escuela de los sidhantas en sus dos versiones, una de ellas la del recordado y siempre venerado Sri Mukthananda, y la otra a las de los 18 sidhas.