lunes, 26 de marzo de 2007

El Proposito

Cual es el proposito de nuestras vidas? Esta pregunta es una llaga que muchas veces agota nuestras conciencias; necesitamos saber por qué estamos y necesitamos saber para qué. Y no solo eso, necesitamos amar y ser amados. Somos almas necesitadas, almas que claman por un poco de paz, de salud, de armonía. Necesitamos saber quienes somos para saber para que y por que estamos. Somos un alma que encarna en un cuerpo, alto o bajo, flaco o gordo, blanco o negro; pero cuerpo al fin, cuerpo que necesitamos para realizar el proposito, para realizar el amor, el fin ultimo de la vida. Será el amor el fin ultimo de la Vida? Si, a condición que el amor sea Dios, a condición que ese Dios sea todo amor, capaz de sanar las heridas del mundo y nuestras propias heridas, las personales, las intimas, aquellas que no dejan rastros, pero que están ahí. En la ciudad de Aceh, en Indonesia, hay niños que conocen ese dolor, hay madres que en sus ojos todavia se lee el espanto de un niño que se perdió en una ola, de un grito que aun clama a los cielos... En Aceh, podemos decir que el amor es antes, durante y despues. Que el Amor es Dios y que Dios es amor. Por eso los voluntarios de GVY, porque ellos son testimonio de ese amor. Aqui la erudición no sirve, sirve el amor. Aqui han muerto las palabras y todas las teorias, aquí solo prevalece el amor que podemos dar. Hay ancianos que lloran a dos generaciones y hay niños que ya nunca mas veran el rostro amado de sus madres y padres. Por eso, ayer deciamos la importancia de nuestros ancianos y hoy decimos que también de nuestros padres, hermanos, amigos, etc.

Debemos crear un mundo de amor, por supuesto que estamos alertas porque los signos son angustiosos y angustiantes, pero nosotros tenemos una fe firme en que el triunfo de la luz será pronto y en nuestros días.

Por supuesto que los ajustes no lo podmeos impedir, en realidad lo venimos creando desde hace siglos! Pero podemos estar aqui y decir: Oh Dios, Dios de mis padres, Dios que llenas mis noches y mis días, levanto mis manos a los cielos, dame amor y compasión para que pueda verte en cada rostro y en cada mano, tu señal y en cada pisada, tu sendero de infinita alegría. Amen.